18 Dic Economía circular en la distribución de productos químicos
La industria química es uno de los pilares de la economía moderna. Suministra materias primas y soluciones a casi todos los sectores productivos, desde la agricultura hasta la automoción, la construcción o el cuidado personal. En este entramado, la distribución de productos químicos juega un rol esencial: conecta a productores con usuarios finales, facilitando logística, almacenamiento y suministro de una amplia variedad de productos. Sin embargo, también enfrenta retos crecientes en términos de sostenibilidad ambiental y eficiencia de recursos, especialmente en un contexto global donde la presión por minimizar el impacto ecológico es cada vez mayor.
Desafíos de integrar sostenibilidad en la cadena de valor
Tradicionalmente, los criterios de sostenibilidad, entre ellos, los asociados a la economía circular, han sido difíciles de implementar plenamente dentro de la cadena de valor de la distribución química. Esto se debe a varios factores:
- Las opciones más sostenibles suelen implicar costes adicionales para fabricantes y distribuidores. Esto puede poner en desventaja competitiva a quienes apuestan por soluciones más respetuosas con el medio ambiente si el resto del mercado mantiene productos estándar a precios más bajos.
- En mercados con exceso de capacidad y elevada competencia, asumir estos costos adicionales sin un marco regulatorio claro que incentive o obligue al cambio puede no ser viable desde el punto de vista económico.
Por ello, aunque muchas empresas se declaran comprometidas con los criterios de sostenibilidad y el cuidado del clima, la transición hacia modelos de negocio más circulares no siempre ha sido fácil. Sin medidas legales que nivelen el terreno de juego, los esfuerzos individuales pueden quedar relegados frente a la presión del mercado.
Economía circular: una oportunidad estratégica
La economía circular propone un enfoque distinto al modelo económico tradicional lineal (producir‑usar‑desechar). Su objetivo es cerrar el ciclo de materiales y energía, dando prioridad a la reutilización, reducción y reciclaje de residuos y mermas. Esto puede incluir prácticas como:
- Mejorar la eficiencia de procesos logísticos (transportes, almacenamiento, planificación de lotes).
- Reducir pérdidas y desperdicios a lo largo de la cadena de suministro.
- Reciclar y valorizar residuos que tradicionalmente se consideraban no aprovechables.
- Reusar materiales o envases dentro de circuitos logísticos internos o colaborativos.
Contrario a lo que podría pensarse, muchas de estas prácticas no necesariamente implican un aumento de costes. De hecho, la reducción de desperdicios y la optimización de procesos pueden generar ahorros significativos, especialmente al evitar la destrucción de productos obsoletos o excesos de inventario. Además, la creatividad empresarial y la adopción de nuevas tecnologías, como el uso de digitalización, trazabilidad avanzada y gestión inteligente de flotas, pueden abrir vías para mejorar la sostenibilidad y reducir la huella ambiental sin sacrificar competitividad.

La sostenibilidad como motor de futuro
En un contexto donde el cambio climático está científicamente demostrado y sus efectos son palpables, las empresas del sector químico reconocen que es imprescindible actuar. La economía circular no solo es una respuesta responsable desde el punto de vista medioambiental, sino también una estrategia de futuro que puede fortalecer la resilencia de las empresas frente a riesgos regulatorios, reputacionales y de mercado.
Este enfoque permite a las empresas generar valor añadido no solo a través de la reducción de impactos, sino también mediante la creación de nuevos modelos de negocio, servicios de reciclaje y logística inversa, y colaboraciones intersectoriales que amplían oportunidades de mercado en un entorno cada vez más exigente.
Nuestro papel en la transición hacía una economía circular
En la Asociación Española del Comercio Químico (AECQ) trabajamos directamente con nuestros asociados para impulsar la sostenibilidad en la distribución de productos químicos. Guiamos a las empresas para que implementen prácticas de economía circular, como la optimización de transporte y almacenamiento, la reducción de mermas y el reciclaje de envases y residuos químicos.
A través del Programa Responsible Care, el compromiso de la industria química con la seguridad y el medio ambiente, les proporcionamos herramientas concretas para medir su impacto ambiental, capacitar a su personal y mejorar sus procesos internos, asegurando que sus operaciones sean más responsables y eficientes. También facilitamos el intercambio de buenas prácticas entre distribuidores para que las soluciones circulares sean replicables y efectivas en todo el sector.
Por otro lado, organizamos el Congreso Nacional de la Distribución Química, donde presentamos casos de éxito, analizamos los retos regulatorios y debatimos sobre innovación y sostenibilidad. Gracias a estas iniciativas, ayudamos a que cada empresa pueda reducir su huella ambiental de manera tangible, sin comprometer su competitividad.
En resumen, la integración de criterios de sostenibilidad y economía circular en la distribución de productos químicos es un desafío complejo, influenciado tanto por factores económicos como por dinámicas regulatorias y de mercado. La voluntad empresarial de contribuir al futuro del planeta es clara, pero requiere de marcos de apoyo legales, económicos y colaborativos que permitan que dichas prácticas no supongan un lastre competitivo.
La economía circular ofrece un camino prometedor para optimizar recursos, reducir impactos ambientales y generar nuevas oportunidades de negocio. Organizaciones como la AECQ estamos desempeñando un papel fundamental al proporcionar herramientas, marcos de referencia y plataformas de diálogo que ayudan al sector a avanzar con paso firme hacia un modelo más sostenible y resiliente.